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Blog de Ricardo Pérez Roda.

domingo, 3 de noviembre de 2024

El comunismo en su peor cara.

¡La confianza del Partido! Guetmanov conocía el gran significado de estas palabras. ¡ El Partido confiaba en él !. Todo el trabajo de su vida, donde no había lugar para grandes libros, ni para descubrimientos famosos, ni para victorias militares, había sido enorme, constante, perseverante, siempre intenso e insomne. El sentido principal y supremo de este trabajo reside en que se ejecutaba por exigencia del Partido y en nombre de sus intereses. La recompensa principal y suprema consistía únicamente en una cosa: “La confianza del Partido”. Sus decisiones en cualquier circunstancia, bien se tratara del destino de un niño recluido en un orfanato, de la reorganización de la cátedra de biología, del desalojo del local de la biblioteca,, o de una cooperativa que produce artículos de plástico, deben estar impregnadas del espíritu y los intereses del Partido. De espíritu del Partido debía estar impregnada la actitud del dirigente en relación con cualquier asunto, libro, cuadro y por ello, por duro que pudiera ser, debía renunciar sin reservas a sus costumbres, a su libro favorito, si los intereses del Partido chocaban con sus gustos personales. Pero Guetmanov sabía que existía un grado superior de espíritu de Partido: “Un verdadero líder de Partido no tiene ni gustos ni propensiones susceptibles de entrar en contradicción con el espíritu del Partido; amaba o apareciaba algo en la medida que expresaba el espíritu del Partido”. A veces los sacrificios que hacía Guetmanov en nombre del espíritu del Partido eran crueles y severos. Ahora ya no había ni paisanos, ni profesores a los que desde la juventud se les debía tanto: ahora no debía tener en cuenta ni el amor ni la compasión. Palabras como dar “la espalda”, “apoyar”, “arruinar”, “traicionar” no debían desasosegarle. El espíritu del Partido se manifiesta cuando el sacrificio, un buen día, no es ni siquiera necesario, y no lo es porque los sentimientos personales como el amor, la amistad, la solidaridad, no pueden sobrevivir naturalmente si están en contraposición con el espíritu de Partido. El trabajo de los hombres que gozan de la confianza del Partido pasa desapercibido. Pero es un trabajo inmenso, exige consumir generosamente cuerpo y alma, sin reservas. La fuerza del dirigente del Partido no requiere el talento del científico, el don del escritor. Está por encima de cualquier talento o don. La palabra dirigente y decisiva de Guetmanov era escuchada con avidez por cientos de personas que poseían el don de la investigación, del canto, de la escritura de libros, aunque Guetmanov no solo fuera incapaz de cantar, tocar el piano o dirigir una obra teatral, sino que tampoco era capaz dea apreciar con gusto y comprender con profundidad las obras de la ciencia, la poesía, la música, la pintura. La fuerza de su palabra decisiva consistia en que el Partido le había confiado sus intereses en el campo del arte y la cultura. Y la suma de poderes que ostentaba como secretario de organización del Partido difícilmente habría podido tenerla un tribuno o un pensador. A Guetamanov le parecía que la esencia más profunda del concepto “Confianza del Partido” se encarnaba en los pensamientos, opiniones y sentimientos de Stalin. En la confianza que él transmitía a los compañeros de armas, comisarios del pueblo, mariscales, reside precisamente la esencia de la línea del Partido. Del libro titulado: Vida y destino. Autor: Vasili Grossman

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