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Blog de Ricardo Pérez Roda.

sábado, 24 de agosto de 2024

Albert Camus sobre Kafka

Todo el arte de Kafka, consiste en obligar al lector a releer. Sus desenlaces, o la ausencia de desenlaces, sugieren explicaciones, pero que se revelan claramente y que exigen, para que parezcan fundadas, una nueva lectura del relato desde otro ángulo. Un símbolo está siempre en lo general, y por precisa que sea su traducción, un artista no puede restituirle sino el movimiento: no hay traducción literal. Un símbolo supera siempre a quien lo emplea.Un símbolo siempre supera a quien lo emplea y le hace decir en realidad más de lo que quiere expresar. En cuanto a Kafka en particular, está bien consentir en su juego y acercarse al drama por la apariencia y a la novela por la forma. A primera vista, y para un lector desapegado, se trata de aventuras inquietantes que arrastran a personajes temblorosos y obstinados en la persecución de problemas que no formulan nunca. En el “El proceso” es acusado Jose K. Pero no sabe de que. Quiere, sin duda defenderse, pero ignora porque. Los abogados encuentran difícil su causa. Entre tanto, no deja de amar, de alimentarse o de leer su diario. Luego le juzgan, pero la sala del tribunal está muy oscura y no comprende gran cosa. Supone únicamente que lo condenan, pero apenas se pregunta a que. A veces duda de ello y también sigue viviendo. Mucho tiempo después, dos señores bien vestidos y corteses van a buscarle y le invitan a que les siga. Con la mayor cortesía le llevan a un arrabal desesperado, le ponen la cabeza sobre una piedra y lo degüellan. Antes de morir el condenado dice solamente:” Como un perro”. Del libro de Albert Camus, “El mito de Sísifo”. Hoy en día estos sucesos simbólicos suceden pero si los cuentas nadie te va a creer.

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