elpinguinorecepcionista

Blog de Ricardo Pérez Roda.

jueves, 11 de junio de 2009

Historias del tren


Historias de un paso a nivel.

Por: J.m.o.

Un paso a nivel es según la RAE el cruce al mismo nivel de una vía de tren con un camino o carretera.

Son tan antiguos como el mismo ferrocarril, ya que desde un primer momento la vía se instalaba en lugares con mucho transito y de transbordo, como muelles y zonas de descarga, zonas urbanas, etc.

Pronto se vió la necesidad, especialmente en la líneas con mucho trafico y cerca de zonas urbanas o caminos o carreteras importantes, de dotarlos de una mayor seguridad, ya que donde no se había previsto un paso a diferente nivel, había que asegurar la seguridad de los que circulaban por ambas rutas.

Así nacieron los guardas (y en muchos casos guardesas) de paso a nivel, trabajando con diferentes métodos (barreras deslizables, abatibles, con cadenas, e incluso las hubo giratorias que lo que cortaban era el trafico por la vía).

Solían trabajar en una casilla junto a cada paso a nivel, y ésta podía ser del tamaño indispensable para acoger al guarda y guarecerlo del mal tiempo, o tener una pequeña casilla o casa según la importancia del mismo o cercanía a alguna estación.

La necesidad de anunciar con debida antelación la llegada de los trenes y cerrar el paso, fue y es una de las razones de la mejora en las comunicaciones y de la instalación de nuevos dispositivos de señalización, desde el mismo teléfono hasta la moderna detección automática de circulaciones.

Pero, volvamos a nuestra historia...el guarda o guardesa siempre pendiente de la vía y los trenes, debían entre otras cosas, observar y vigilar el paso de los trenes, de mantener limpios los contracarriles (el espacio libre que debe haber en la vía para el paso de la pestaña de las ruedas) que son los que aseguran el mismo nivel del camino al cruzar la vía.

Mantenía limpio y engrasados todos los mecanismos, vigilaba también el camino o carretera, para ningún apresurado se lo saltara, pero a la vez ajustar el tiempo de cierre del paso para que no se formaran grandes colas.....no será la primera vez que le insultan al cerrar la cancela, o le pitan por tenerlo cerrado...pero qué satisfacción al ver pasar el rápido de las 16h (hora ferroviaria) en punto¡ o el ruta de las 12,15h, tan lento y siempre tan ajustado de hora, con tantos vagones diferentes; pero qué mal en las noches o días de mal tiempo y lluvia, donde esperas impaciente la llamada de la estación de ese tren que se retrasa...

Con su bicicleta, de camino a casa o a la estación después del turno, se paraba a hablar con los parroquianos, apostados en las vallas que delimitaban y señalaban la llegada al paso...(simples traviesas viejas pintadas de negro y blanco que evitaban, el salirse del camino y pasar por otro lado...) o como aquella vez que estando el paso a nivel cerrado dos furgonetas se paran en seco y empieza a bajar gente de ellas...el guarda acude a ellos ante un posible problema... no es nada salvo que son CANARIOS, de viaje que NUNCA HABÍAN VISTO UN TREN, una amplia sonrisa sale de todos ellos, un largo, variado y colorido TECO (tren de contenedores), pasa durante un buen rato.

No era extraño que cerca de una estación hubiera varios pasos a nivel, dependiente de ella, generalmente uno por cada lado, lo que obligaba a un gran esfuerzo de coordinación y control.

También existían casos muy especiales (ramales de mercancías, etc.) donde el tráfico es esporádico, donde el guarda no estaba en el mismo paso, sino que iba en ruta con el tren, antes de llegar al paso, se para, cierra el paso, pasa el tren, abre el paso y sigue a destino.

Pero la categoría de Guarda de paso a nivel, esta cerca de su desaparición, las necesidades del tráfico rodado ante el aumento incesante del mismo, hace que se invierta cada vez mas en obras de pasos elevados o inferiores, u otros sistemas automáticos de barreras, que hacen que una figura con el guarda caiga poco a poco en el olvido.

A todos ellos, dedico éste relato.

Relato extraído de la web eltrenero.name

Este relato me recuerda mi infancia, cuando era todavía un niño, en la ciudad donde vivía, existía un paso a nivel muy grande y ancho, en cuyo centro se encontraba la caseta del guardabarreras, cuantas veces al pasar por allí mi imaginación infantil recreaba el asombro que sentía por el paso del tren, como teníamos que esperar obligatoriamente a que se alzaran las barreras para poder pasar, tenia su encanto aquel lugar, la sencilla caseta de madera del guardabarreras, el paso a nivel, las vías, los trenes. Hoy ocupa ese lugar de mí cuidad una amplia avenida, pero siempre que paso por ese lugar, no puedo dejar de recordar todo aquello, que me transporta a mi infancia quizás lejana, quizás cercana.

En la imagen el mitico tren Ter, en Teruel.

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